28 agosto 2006

Algunas reflexiones sobre las niñas y niños bolivianos

Después de dos meses conviviendo en Cochabamba hay algo que no ha pasado desapercibido a mis ojos: Los niños bolivianos.

Por eso, llegado este momento he querido detenerme, parar el reloj y escribir algunas reflexiones sobre estos pequeños que tanto me están enseñando y aportando.

Una se cree que después de la Universidad sabe casi de todo, pero cuando mira detenidamente a estos pequeños tan entrañables, se da cuenta que todavía tiene mucho que aprender.

Quiero empezar hablando sobre sus derechos como ciudadanos que fueron promulgados mediante Decreto Supremo N°04017 del 11 de abril de 1955, en el gobierno del Dr. Victor Paz Estenssoro, en el que se declara el 12 de abril como el día de los Derechos del Niño Boliviano. Estos derechos son:

  • Nacer en condiciones adecuadas, rodeado de las máximas atenciones higiénico-médicas.
  • Conocer a sus padres y llevar un nombre que no sea lesivo a su condición humana, ni constituya un estigma de reconocimiento negativo.
  • A todas las oportunidades de la vida desde su nacimiento hasta el completo desarrollo de su personalidad.
  • Ser alimentado, asistido, instruido y educado suficientemente para gozar de las prerrogativas de todo ser humano.
  • No ser maltratado moral o materialmente por los suyos o por cualquier miembro de la colectividad.
  • A la igualdad, a la relación social y al contacto con todos los niños.
  • Ser respetado en sus creencias religiosas.
  • Escoger las actividades y juegos de su preferencia. y la orientación libre para su profesión
  • A la protección preferencial y ayuda con relación a los otros miembros de la sociedad.
  • A todas las medidas de previsión y seguridades sociales.
  • Reclamar contra la explotación de su trabajo por parte del Estado, sus padres, tutores y apoderados.
  • Respeto de parte de los demás en cuanto a su dignidad y al goce de todo lo bello.
  • A la protección integral de su vida.

(Niño de 5 años de la escuela de Patati)

(Niños campesinos de Tuscaupuio Centro)

(Niña de 6 años con su desayuno escolar de la escuela de Patati)

A continuación trascribo literalmente un pequeño manifiesto que se titula

“Las voces de las niñas y los niños bolivianos”

“Ser pequeño o ir a la escuela primaria no es sinónimo de no saber pensar; no significa vivir indiferente a lo que sucede en el mundo o no prestar atención a lo que te rodea (aunque algunos crean lo contrario). Los niños pensamos y sentimos igual que los mayores.

Una niña de seis años o un adolescente de quince tienen tanto derecho a decir lo que piensan como cualquier mayor, aunque son muchas las personas que no entienden que nos deben respetar, a pesar de nuestra estatura. Ellos sí, los adultos tienen todos los derechos, incluso cuando se trata de decir lo que es bueno o no para nosotros.

Pero, ¿acaso no podemos también nosotros decidir lo que nos conviene? Por eso pedimos que nos respeten, que nos permitan elevar la voz y expresarnos libremente.

Sabemos que muchos niños de todo el mundo no disfrutan de ninguna de estas cosas.

En nuestras ciudades observamos a pequeños que sólo comen si trabajan y no tienen tiempo para jugar; no van al colegio; en su casa sufren malos tratos y no tienen la posibilidad de acudir al médico cuando están enfermos. Millones de niños viven en extrema pobreza en el planeta y no es justo. Queremos construir una Bolivia mejor para todos; queremos trabajar para hacer realidad nuestro sueño. Por eso:

“ESTAMOS AQUÍ, POR NUESTROS DERECHOS Y NUESTRO PAIS”

(Niños reivindicando la enfermedad del Mal de Chagas con pancartas)

(Niñas y niños cantando de la escuela de Patati)

(Dibujando casitas y vinchucas en la escuela de Patati)

Niños, niñas y adolescentes en Bolivia: 4 millones de actores del desarrollo

Cada año nacen más de 255 mil niños y niñas, pero apenas 4 de cada 10 logran superar la "carrera de obstáculos" de los primeros 17 años de vida, transitar la infancia sin problemas de desnutrición crónica, concluir la educación primaria y secundaria y no trabajar antes de los 14 años. La "carrera de obstáculos" está marcada por la heterogeneidad social, cultural y regional propia del país. No existe una sino varias maneras de "ser niño" en Bolivia y tampoco existe una manera única de imaginar su desarrollo humano. Por lo tanto, el reto es pasar del discurso a la acción con políticas públicas integrales y descentralizadas que reflejen la propia diversidad de la sociedad.

(Niñas y niños cantaban y bailaban para pedir plata para sobrevivir)

(Niña limpiando la casa en la Comunidad campesina de Catachilla)

(Niña campesina trabajando en Patati Chico)

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